Vivimos en un siglo que han llamado liberación femenina, pero la verdad es que muchas mujeres siguen atadas o enyugadas en el silencio.
Detrás de cada mujer dura, hay una herida, una historia sin resolver, porque las mujeres han confundido la fortaleza con dureza, y eso te lleva a ser una mujer con muchas necesidades sin cubrir.

Las emociones no solo se expresan en palabras, también se manifiestan por otras vías; por eso detrás de esa conducta, de esos pensamientos, de esas manías, de ese dolor físico; hay sentimientos, lagrimas, gritos que no salieron, hay palabras que no se expresaron.
Cuando hay confusión interna la comunicación puede tornarse un reto, debido a que nos aislamos de nuestros sentimientos, desconocemos la reacción emocional que crean nuestras palabras y acciones.
Cuándo hay dolor físico, preferimos estar en silencio; de igual forma, cuándo hay dolor emocional, hay silencio, hay un vació, no hay fuerzas para sacar el dolor en palabras.
Cuando uno tiene miedo de ser rechazado se esconde de varias maneras, Jacob se escondió debajo de la piel del cabrito, pretendiendo ser Esaú, su hermano mayor; Eva por ejemplo; se escondió detrás de hojas de higuera, y después de mucho tiempo, las técnicas del ser humano siguen siendo las mismas, ocultar lo que realmente hay en el corazón por temor.
Muchas veces nos pasa igual que Jacob, nos ocultamos detrás de otra persona, pretendiendo ser otra mujer, callando lo que hay en el corazón, y el sufrimiento nos lleva a escondernos en el trabajo, en las relaciones, en los hijos, etc. en lugar de enfrentarlo y cerrar esos ciclos.
“Las emociones deben ser compartidas en el momento que las experimentamos; porque el tiempo las distorsionas”.
Si se enojan, no cometan el pecado de dejar que el enojo les dure todo el día.
Efesios 4:26
Es mas fácil o efectivo hacer algo al respecto desde el primer momento en que nos sentimos heridas, decepcionadas, desanimadas, u ofendidas, y no esperar estar en las profundidades de la depresión, desolación o rencor.
Hay dos tipos de dolor: uno es el que te cambia y el otro es el que te lastima.
Tú puedes escoger. El dolor es natural, es un proceso de la vida y se puede prolongar hasta dónde tu quieras, tu decides hasta cuándo te va a doler y hasta cuándo te va afectar.
Y esa es la diferencia entre dolor y sufrimiento.
El dolor puede pasar, el dolor se puede terminar, se puede desgastar, pero el sufrimiento estará contigo hasta cuándo tu decidas soltarlo.
Cuando no perdonamos: Es desobediencia a Dios.
Para sanar debes perdonar, debes hablar, debes poner en palabras lo que sientes.
Tan enojado estaba el rey que lo envió a las cámaras de tortura hasta que pagara el último centavo.
Así hará mi Padre celestial al que se niegue a perdonar a algún hermano.
Mateo 18:34-35
El enemigo toma ventaja en nuestra vida y nuestras oraciones son estorbadas, cuándo no perdonamos. Si tu estas acumulando pequeños rencores al final pueden convertirse en una tremenda raíz de amargura. Debemos perdonar y liberarnos de nuestro agresor, porque el diablo quiere que vivamos como víctimas.
La salud del alma se reflejada en el cuerpo, porque a cada emoción le precede una respuesta biológica y también una respuesta espiritual.
Al final lo que calla tu boca, lo gritará tu cuerpo.
Las emociones evitadas por largo tiempo dan lugar a una serie de problemas cómo ser:
Enfermedades que generan somatizaciones y debilitan el sistema inmunológico: dolores de estómago, migrañas, dolores de espalda, asma, insomnio, etc.
Ansiedad/adicciones: fumar, beber, adicción al trabajo, a la comida, a las drogas, etc. adicciones tóxicas y no tóxicas; adicciones al juego de azar, a las compras, a las nuevas tecnologías y adicciones por manipulación psicológica o dependencia emocional.
Malas o nulas relaciones. Porque una persona herida lo que hace es herir a otras personas.
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