Abraham fue conocido como el hombre de la fe. David fue conocido como el hombre conforme al corazón de Jehová, Débora fue conocida como jueza y debajo de la palmera donde ella se sentaba, la gente la llamaba la palmera de Débora. Todos somos recordados por algo, pero algunos sus recuerdos vencen el paso del tiempo.
Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir por heredad; y salió sin saber dónde iba.
Por fe habitó en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en cabañas con Isaac y Jacob, herederos juntamente de la misma promesa: Porque esperaba ciudad con fundamentos, el artífice y hacedor de la cual es Dios.
Hebreos 11:8-10

Foto: Jacksón, llego a la edad de 7 años a la Iglesia, fue mi alumno en Escuela Dominical, discipulado y entrenado para vivir su propósito; hoy es un músico profesional egresado de la Victoriano López, estudia una Ingeniería y es maestro de Escuela Dominical, contribuyendo así a la sociedad en retribución a lo que él recibió.
Es tentador ser recordado por las obras, la fama o las riquezas; pero los edificios se deterioran, el dinero se termina y la fama se olvida; todo eso es pasajero e inestable.
Pero no así lo que hacemos en las personas, el impacto es eterno; cuando tocas el corazón, eres inolvidable.

El samaritano aparece anónimo en las escrituras, pero aun así aparece, porque hay muchos en el anonimato que hacen un impacto en el corazón de otros.
No caigas en la tentación de ser recordada por bienes materiales, éxitos seculares, empresas prestigiosas, fama o poder; no olvides las cosas valiosas.
Lo eterno es el amor.
Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
I Corintios 13:13
La verdad y el amor son inseparables y están en el centro del cristianismo.
Así que no miramos las dificultades que ahora vemos; en cambio, fijamos nuestra vista en cosas que no pueden verse. Pues las cosas que ahora podemos ver pronto se habrán ido, pero las cosas que no podemos ver permanecerán para siempre. II Corintios 4:18
Trabaja en las cosas que no se pueden ver, trabaja en tocar el corazón de las personas, trabaja en lo que es eterno: las almas.
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